Entre los días 27 y 29 de enero, tuvimos la oportunidad de participar en PETROWEEK, un evento académico organizado por la Universidad Industrial de Santander, en alianza con los capítulos profesionales estudiantiles ACEIP, SPE, SPWLA y ACIPET para reflexionar sobre la industria petrolera.
Durante los tres días en los que transcurrió el evento, tuvimos la oportunidad de conversar y reflexionar sobre la industria petrolera y el quehacer del sector de los hidrocarburos, pero especialmente, me interesó la conversación generada en torno a los retos y oportunidades de la industria en Colombia.
Sin duda, si lo analizamos desde una perspectiva de largo plazo sobre el sector petrolero en el país, vemos que Colombia es uno de los mercados con más atractivo para los hidrocarburos en suramérica. Durante los últimos años, el sector del petróleo sólido ha presentado un buen desarrollo, con buenas bases e invirtiendo en el área de investigación y desarrollo, lo cual ha permitido identificar muchos factores de riesgo que se pueden mitigar, logrando así un desarrollo positivo del sector en los próximos años.
Además, el aporte de la industria a la economía colombiana es importante. Según el Departamento Nacional de Planeación, el PIB del sector asciende a $44,2 billones de pesos (el 0,6% del total nacional) y, según el DANE, la exportación de crudo generó ingresos a Colombia por valor de $20,9 billones de pesos (55% del total de exportaciones).
Con esto, parece que Colombia quiere apostar por impulsar las exploraciones petroleras, con estándares técnicos y ambientales. La clave está en que las técnicas de recobro de hidrocarburos que se instalen permitan sacar el mayor provecho de las reservas presentes en Colombia. Esto se convertirá en un elemento clave que marque la competitividad del país en el sector, pudiendo mejorar la rentabilidad de la industria.
El futuro de la industria en Colombia pasa por diseñar un sistema de producción petrolera que sea capaz de reducir al máximo las emisiones e impactos ambientales del proceso. Esto es lo que en Nakasawa nos gusta llamar la era del Green Fossil Energy: optimizar al máximo lo que tenemos mientras no frenamos en la evolución hacia la transición energética. Debe existir un equilibrio entre la energía fósil y la fuente de energía alterna hasta lograr un desarrollo sostenible, garantizando el suministro.
Desde Nakasawa podemos ayudar a, en estos tiempos de crisis donde las inversiones se hacen complicadas, mejorar el rendimiento de los yacimientos ya existentes con nuestra tecnología Super Matroid Heater y Super Matroid Cyclone.