Tras el Día Internacional de la Mujer, conmemorado cada 8 de marzo, me gustaría ser partícipe de la celebración de los logros de todas las mujeres y de sus esfuerzos por alcanzar la plena igualdad de género en el mundo. Debemos valorar la diversidad y la inclusión, así como el importante papel que han desempeñado las mujeres en el éxito socioeconómico de las empresas de diferentes sectores. 

Nuestro sector continúa mostrando una deficiencia en la participación de las mujeres en la industria. Tanto es así, que según un informe de la UNESCO, en el 2019 las carreras tecnológicas seguían siendo lideradas por la figura masculina en un 65% de los estudiantes, es decir, solo el 35% de los matriculados en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) eran mujeres. Sin duda, una infrarrepresentación que se acentúa si analizamos la presencia femenina en empresas del sector en todas las categorías a ámbitos profesionales y que llega a su extremo si ponemos atención en los cargos de liderazgo.

Estoy seguro de que este problema nos ha afectado en materia de diversidad, creatividad e innovación. Entonces, sabiendo los beneficios de contar con las mujeres en nuestra industria, ¿por qué es tan difícil para ellas entrar en el campo STEM? Comparto con ustedes tres de los factores principales que considero que disuaden a las mujeres de participar en el mundo de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas:

  • Estereotipos de género: desde la época preescolar, el talento matemático y tecnológico de las niñas suele ser subestimado por los instructores y los padres poniendo en duda sus capacidades y la oportunidad de explotar su habilidades en estas áreas. Esto se ha mantenido a lo largo de los años, por lo que el primer reto es erradicar el estereotipo sobre las habilidades del ser humano dependiendo de su género.
  • Escasez de referentes femeninos: las mujeres  tienen menores modelos de inspiración que los hombres en estos campos, ya que ven pocos ejemplos de científicas e ingenieras en los libros, los medios de comunicación y la cultura popular. La escasa visibilidad de la mujer en áreas STEM provoca poco interés por parte de las niñas en carreras cada vez más demandadas. 
  • Brecha salarial: las mujeres y los hombres tienen un capital humano casi idéntico al salir de la universidad, pero las creencias culturales de que los hombres son más aptos para las profesiones STEM llevan a creencias propias que afectan a la remuneración. 

Según Pew Research Center, el salario medio de las mujeres en profesiones STEM es aproximadamente el 74% del salario medio de los hombres, lo que disuade a muchas mujeres de abandonar sus carreras.

Siendo conscientes de esta injusta brecha de talento, tenemos más posibilidades que nunca de animar a las niñas y las mujeres a que se dediquen a este tipo de empleos y se eduquen sobre las numerosas perspectivas profesionales disponibles. Sin duda, educar, empoderar y ofrecer oportunidades serán elementos clave para impulsar el desarrollo profesional de la mujer y el futuro industrial y científico.