El 20 de febrero de cada año celebramos el Día Mundial de la Justicia Social, un momento para reflexionar sobre la defensa y promoción de los principios fundamentales como la igualdad de género, empleo pleno, y acceso al bienestar social para todos. Es un día en el que se hace un llamado para cerrar las brechas de las desigualdades y así lograr la justicia social.

Pero, ¿Qué es la justicia social? Sin duda, es un concepto que debe permanecer intacto en nuestro modelo de convivencia social, pero a la vez debe evolucionar adaptar su concepción a la realidad en la que vivimos. Por ejemplo, en la actualidad, el mundo ha cambiado drásticamente. Ya no habitamos un mundo desolado con pocos seres humanos. Vivimos en la “era del Antropoceno,” un mundo lleno de abundancia donde la actividad humana está cambiando considerablemente nuestras forma de vida y nuestra forma de relacionarnos con el entorno.

El desarrollo de una prosperidad sostenible, requiere mejorar el bienestar y la equidad social, reducir los estragos ambientales negativos y la carencia ecológica. Sin embargo, para alcanzar dicha visión, precisamos una economía respetuosa con los limitantes del mundo y que persiga la democratización de un “estado de bienestar” mínimo para todos los ciudadanos del mundo. Un modelo que fortalezca la relación estable y sana entre el ser humano, sus relaciones sociales y la justicia.

A título personal, trato de aportar mi granito de arena con esfuerzos enfocados en el desarrollo de mi comunidad y el acceso a una educación integral a jóvenes para así aspirar a un mejor futuro.

Igualmente, contribuyo al desarrollo del deporte mediante el apoyo y patrocinio del Club Deportivo el Hatillo, en Caracas, Venezuela. Siempre he considerado que el deporte impulsa la inclusión de diversas culturas y favorece el crecimiento de niños y jóvenes, por ello lo considero esencial para el diseño de una sociedad justa y tolerante.

Desde Nakasawa trabajamos siempre creando espacios de trabajo que creen y mantengan las condiciones básicas para asegurar el desarrollo de la convivencia, la dignidad humana y la justicia social. Y en un día como hoy renovamos nuestro compromiso de luchar por crear una comunidad de trabajo plena y decente, donde la igualdad de género, oportunidades y bienestar social sea accesible para todos.

Recordemos que para un futuro próspero y equitativo para nuestro planeta, tenemos que idear e implementar una visión de la sociedad y de progreso cimentada en la dignidad de los individuos, para que todos podamos alcanzar una eficiencia integral económica, social y cultural en este nuevo ciclo de justicia social.