El 2019, representó un año muy lento de fusiones y adquisiciones en la industria de petróleo y gas, con muchas empresas luchando por adaptarse a los desafíos del mercado y alcanzar un buen rendimiento de su capital . Deloitte, la empresa multinacional de servicios profesionales, realizó un análisis con proyecciones sobre las fusiones y adquisiciones en el sector para el 2020, donde estimó que para este 2020 las empresas aún tendrían que enfrentar desafíos que frenarían la realización de tratos de fusiones y adquisiciones en el sector. Entre los desafíos que el análisis destacó, se encontraba un entorno de inversión complicado y un acceso restringido al financiamiento. Sin embargo, su proyección para el 2020 reflejaba que los tipos de acuerdos evolucionarían junto con los mercados del sector y los balances subyacentes de las empresas, lo que resultaría en más desinversiones por parte de las grandes empresas, más compras a empresas pequeñas y un reajuste general de las carteras de inversión.
Sus proyecciones, que se basaban en actividad reciente de los acuerdos en el sector, el impacto del comercio, y los precios de los productos básicos, se centraron en cinco predicciones principales para el 2020:
1. Desinversión de activos internacionales no básicos
En 2019, los mayores jugadores del sector a nivel mundial se desprendieron de una amplia gama de activos en una serie de geografías y tipos de recursos. Para el 2020 Deloitte estimaba una mayor racionalización de la cartera con algunos activos potencialmente grandes en juego. Además estimó que las fusiones de grandes jugadores en el 2020 también podrían contribuir a las desinversiones a medida que se toman decisiones estratégicas sobre el enfoque de las carteras.
2. Mayor interés en oportunidades “verdes”
Las principales compañías petroleras del mundo buscan invertir en mercados de energía y energías renovables, y para el 2020, Deloitte estimo que estarían analizando sus activos existentes y considerando la emisión de carbono en relación a posibles desinversiones.
Para estas compañías, existen muchos incentivos para buscar hacerse más ecológicos a través de la limpieza de sus carteras de inversiones. Entre los incentivos principales para diversificar sus activos, se encuentran la satisfacción de sus inversionistas, el escrutinio reglamentario, la mitigación de los riesgos de la demanda a largo plazo, y la presión social por dar prioridad al medio ambiente.
Debido a esta tendencia y el cambio de sentimiento de los inversores principales, Deloitte estimo que era muy probable que vieramos más inversiones en energías renovables y desinversiones basadas en el carbono en un futuro próximo.
3. Avances en el sector downstream
Las compañías petroleras integradas y las nacionales continúan avanzando en el sector downstream, el cual se refiere a actividades de refinamiento del petróleo crudo y procesamiento y purificación del gas natural. Estas empresas se han expandido más allá de estas actividades de refinación downstream, hacia la distribución, la venta al por menor y los negocios de productos químicos. Se han visto grandes inversiones dirigidas a activos integrados de refinación y petroquímica, como por ejemplo a las redes de combustible y gas natural en el Oriente Medio y Asia-Pacífico.
Para el 2020, Deloitte estimó que las transacciones de fusiones y adquisiciones en el sector serían limitadas pero podrían tener un gran impacto en Asia y el Pacífico debido a que existen grandes incentivos para invertir en la región. Además, Deloitte estimó un fuerte crecimiento de los combustibles y productos químicos en China y la India, las mayores economías en desarrollo.
4. Las consolidación de empresas upstream
Durante el 2019, a pesar de las preocupaciones sobre el flujo de caja en las principales zonas de extracción de esquisto, surgió un interés por la disciplina de capital y la reducción de las perspectivas de producción. Por este motivo varias compañías en el sector upstream se han consolidado a través de fusiones significativas.
Deloitte estimó que para el 2020 habría más interés en este tipo de consolidación, ya que los mercados de capital se niegan a descongelarse y el crecimiento de la producción de los Estados Unidos se verá un poco más limitado. Además, Deloitte aseguró que estas fusiones podrían aportar economías de escala y de alcance y resultar en carteras de inversión más amplias y consolidadas de activos de esquisto.
5. Una nueva estrategia de inversión
Según Deloitte, la estrategia tradicional del capital privado de petróleo y gas se estában replanteando su estrategia, considerando un modelo nuevo de construcción y operación. Dentro de esta nueva estrategia se esperaba entre otras cosas, la consolidación en el esquisto debido a la aceleración en la realización de fusiones, un aumento de acuerdos de capital privado a capital privado centrados en la reducción de los gastos generales de la cartera y en la creación de economías de escala, y el crecimiento en los equipos de gestión ya que la operación de los activos y la producción de la comercialización requerirá un conjunto de habilidades más amplio.
Para el 2020, Deloitte aseguró que la reorganización de las carteras y las transacciones impulsadas por la liquidez jugarían un rol principal ya que podrían tener importantes repercusiones para los fondos.
Con el fin del 2020 aproximándose, cabe resaltar que las proyecciones de Deloitte han sido en su mayoría bien acertadas. Sin embargo, es importante destacar que el 2020 ha sido un año donde el sector de petróleo y gas ha tenido que enfrentar muchos desafíos, incluyendo la inestabilidad de los precios del petróleo, las grandes disrupciones tecnológicas, las crecientes tensiones comerciales, la escasez de mano de obra, el exceso de oferta de los mercados y la recesión de la economía mundial. En el contexto actual, la perspectiva de la industria petrolera para el 2021 parece sombría ya que la recuperación de la demanda parece haberse estancado.
Con esto en consideración, las las compañías petroleras deben de buscar alternativas que les permitan incrementar ganancias por concepto de petróleo producido; y es justamente aquí donde la tecnología se vuelve el mejor aliado para lograr superar los desafíos actuales y a futuro. Ahora más que nunca, las compañías deben de implementar tecnologías innovadoras que les permitan no sólo alcanzar una proyección de mayor valor y rentabilidad, sino que también puedan reducir el impacto ambiental de las tecnologías convencionales, ofrecer un menor riesgo, y minimizar el uso de recursos y tiempo. Solo así, las compañías petroleras podrán superar con éxito los desafíos a futuro.