El mercado del petróleo, especialmente sensible a este tipo de eventos globales, ha estado sujeto a dudas por la segunda ola de contagios que ha tenido lugar en Europa y América. Sin embargo, las perspectivas para 2021 lucen alentadoras.
En las últimas semanas, el mundo dió un paso muy importante en la búsqueda de superar la crisis sanitaria de la COVID-19. Los prometedores resultados de dos vacunas, fruto de logros tecnológicos sin precedentes en el área de la salud, allanan el camino para el regreso a una normalidad que permita la reactivación económica en pleno que tanto necesita la humanidad.
Junto al avance las vacunas, que los analistas esperan que las mismas se logren distribuir satisfactoriamente a un número suficiente de personas para que a mediados del año que viene podamos comenzar a retomar actividades rutinarias sin las restricciones de la pandemia, la posibilidad de que la OPEP decida mantener los recortes en la producción de el petróleo por lo menos un trimestre más también aumenta la probabilidad de que los precios del petróleo estén al alza en 2021.
Una mezcla de factores sostiene este escenario: los inventarios de crudo y gasolina, a pesar de seguir estando elevados ya bajaron de los picos de este año; el control de la pandemia en Asia ha fortalecido la demanda en la región; y algunas industrias se comenzarán a preparar para una potencial reactivación en pocos meses.
Así, ya hay varios grupos de análisis que sugieren que el precio del Brent ronde los 50 dólares en promedio para 2021. Sin embargo, estas proyecciones tienen varias interrogantes en el camino.
Los factores a seguir en las próximas semanas
Como en todas las proyecciones, hay elementos subjetivos que debemos entender. Por ello, es importante puntualizar sobre algunos de los factores que debemos considerar para ver qué condicionará a la industria en 2021 y así tomar decisiones informadas.
Por ejemplo, en Estados Unidos los inventarios de gasolina subieron ante el comienzo de los viajes de temporada decembrinas, pero las estimaciones apuntan que para el Día de Acción de Gracias apenas la mitad de los estadounidenses que viajaron en 2019 lo harán en este 2020, lo que indica que la demanda sigue y seguirá restringida en el corto plazo.
Además, el control de esta segunda ola de la COVID-19 determinará en gran medida el estado de la economía para cuando se logre poner bajo control la pandemia. Si muchos países se ven obligados a imponer nuevas restricciones en sus economías, el daño a las industrias alargará el proceso de recuperación, lo cual afectará la demanda en el mercado energético.
Otro matriz de opinión a considerar es que las perspectivas de recuperación en general para esta crisis son mejores que, por ejemplo, la crisis financiera de 2007. Esta vez, la deuda promedio de las personas está bajo mayor control y se espera que haya una demanda reprimida que se manifestará una vez las condiciones sanitarias sean seguras para inversiones, viajes y transporte en general.
Muy al estilo del 2020, estamos en un escenario incierto y retador. No obstante, en Nakasawa y en todo el mundo nos tenemos que sentir entusiasmados por los avances logrados y prepararnos para un 2021 mucho mejor.