A nivel mundial estamos viviendo transformaciones profundas para afrontar grandes desafíos como la transición energética. De estos debates donde se conversa sobre iniciativas e ideas, se extraen claves como la importancia de un mix que incluya energías renovables, modelos cada vez más accesibles, y la participación ciudadana. Es de todas estas ideas, de donde surge el concepto de “democracia energética”, pero, ¿cuál es su significado?

La democracia energética, es un concepto que se refiere a la transición de combustibles fósiles a energías renovables, acompañando este proceso de un modelo económico más equitativo y gobernado por las comunidades, diseñado según el principio de no dañar el medio ambiente. Este modelo incluye cuatro principios fundamentales, que pueden ser traducirse en acciones:

  • La transición a fuentes de energía renovables, sostenibles y locales en sustitución de los combustibles fósiles.
  • El acceso universal a la energía asequible y limpia, para que todo el mundo tenga la oportunidad de utilizar la energía renovable como desee.
  • La apropiación de la transición energética y de los procesos de decisión relacionados con ella.
  • Una transición justa que incluya la reestructuración del sistema energético en uno que beneficie a la población.

¿Pero qué iniciativas existen?

Actualmente, los promotores de la democracia energética se encuentran en todo el mundo, y consiste de un movimiento diverso tanto en política como ubicación geográfica. También, muchos coinciden en que los  grupos organizados a nivel local representan la fuerza social más indicada para transformar el sistema energético.

Por ejemplo, la estrategia del prosumidor en el concepto de democracia energética sitúa a las personas al centro de la nueva visión. ¿Por qué? Bueno, los prosumidores producen y consumen su propia energía proveniente de fuentes como los paneles solares, y por ende, tienen un mayor grado de control sobre sus elecciones energéticas.

Luego, por otra parte, tenemos el ejemplo de la  Unión Europea. La institución, se ha propuesto como objetivo alcanzar cero emisiones de gases de efecto invernadero de cara al 2050, con su ambicioso plan el “Pacto verde”, el cual busca transformar gradualmente la sociedad y generar un crecimiento económico más sostenible.

Aunque nos encontramos en un momento donde como sociedad debemos trabajar juntos para luchar contra los estragos del cambio climático mediante iniciativas concretas, esto no es una tarea fácil. La democratización de la energía requerirá potenciar un modelo que  permita el acceso a la misma de las naciones más desfavorecidas. También, significa convertir a los consumidores de hoy en productores, gestores y ‘usuarios’ de la energía.