A mediados del año pasado, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó su más reciente reporte sobre el mercado de la energía a nivel mundial (Key World Energy Statistics 2020), el cual analizó y dio a conocer las fuentes energéticas que desempeñarán un rol esencial en el presente y el futuro próximo. De acuerdo con la entidad, el petróleo, el gas y el carbón originan el 81% del total de la demanda energética mundial, siendo el petróleo la principal fuente con una participación del 31%.
Estas cifras evidencian la posición del petróleo como un recurso estratégico para el mundo, en tanto que de este dependerá un gran segmento de la generación energética a nivel global durante las siguientes décadas. Bajo este escenario, y con muy pocas excepciones como lo pueden ser los países de Medio Oriente, la adopción de la eficiencia como estándar para el desarrollo de operaciones upstream es imperativa debido a que la mayoría de las reservas probadas del mundo (70%) son de crudo pesado
Colombia, uno de los países de mayor producción de petróleo en América Latina, no es ajena a la realidad global de la industria, puesto que el 68% de sus reservas corresponden a crudo pesado y solo el 32% a crudo liviano, lo que representa un importante reto dada la significativa participación del petróleo en el PIB y la generación de progreso en el país donde el factor de recobro promedio en sus campos es de 19%.
Frente a lo anterior, es de destacar que, entre 2010 y 2019, la industria petrolera aportó más del 5% del PIB nacional y según estudios de Fedesarrollo llegó a representar más de la quinta parte de los ingresos corrientes. Asimismo, el petróleo abarca más de la mitad de las exportaciones nacionales y es uno de los principales atractivos de Colombia para los capitales internacionales, ya que cerca del 30% de la inversión extranjera directa (IED) corresponde a este sector 5.
No es un secreto que el sector energético y, particularmente, la industria alrededor del petróleo se ha posicionado como una ventaja competitiva que permitió la consolidación de beneficios económicos al ser un catalizador y fuente de empleo, desarrollo e inversión. Sin embargo, ante la inminente escasez de crudo liviano en el país, cada vez es más necesario que las empresas del sector evalúen sus métodos de producción y apuesten por nuevas soluciones.
El crudo pesado (menor a 24 °API) se caracteriza por su alta densidad y viscosidad, las cuales demandan el uso de una mayor cantidad de recursos físicos, humanos e incluso naturales para su extracción, lo que resulta en un aumento de costos y pérdidas en rentabilidad. De ahí surge la urgencia por implementar tecnologías de última generación que ayuden a las empresas del sector a ser más eficientes, a garantizar la autosuficiencia energética y a invertir en sistemas que optimicen la producción de sus yacimientos por medio de un proceso más rentable.
Ante este panorama, la innovación tecnológica surge como aliada para satisfacer las necesidades de demanda del petróleo y provisión de energía por medio de equipos que facilitan la extracción del crudo pesado. Uno de los métodos que mayor efectividad ha demostrado es la recuperación térmica por medio de la inyección de vapor, cuyo objetivo es aumentar la temperatura del petróleo y disminuir su viscosidad para así dirigir su flujo hacia un pozo productor.
Entendiendo la necesidad de cambiar y mejorar la forma de extracción, empresas como Nakasawa Resources han realizado investigaciones y desarrollos de mecanismos que, basados en la inyección de vapor, garanticen una recuperación mejorada en pozos de crudo pesado. Por ende, han logrado aumentar hasta en un 35% la eficiencia en la capacidad productiva de los yacimientos ya perforados.
Por medio de los sistemas como Super Matroid Heater™ (SMH) y Super Matroid Cyclone™ (SMC), los cuales emiten un vapor del 95% de calidad, Nakasawa ofrece un 12% menos de consumo de agua, un incremento porcentual en la producción de crudo a partir de 15% y ahorros de hasta un 25% en costos operacionales. Todo esto se traduce en operaciones más rentables y eficientes, dos variables de importancia en una industria en la que se trabaja de forma constante por el incremento del factor de recobro a costos razonables
Las ventajas que ofrece esta técnica son múltiples y van desde la ampliación de capacidades de operación a profundidades mayores a 3.000 pies, hasta el mantenimiento de presión dentro del yacimiento. De igual forma, en términos de impacto ambiental, la inyección de vapor permite que se genere una menor cantidad de gases de combustión y se está trabajando en sistemas híbridos donde se aproveche el efecto de estos gases al inyectarlos a la formación
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